
Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanoso de perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte misteriosos de un Ideal. Es ascua sagrada, capaz de templarte para grandes acciones. Custódiala; si la dejas apagar no se reenciende jamás. Y si ella muere en ti, quedas inerte: fría basofia humana. Sólo vives por esa partícula de ensueño que te sobrepone a lo real. Ella es el lis de tu blasón, el penacho de tu temperamento.
José Ingenieros
José Ingenieros
2 comentarios:
Por suerte tengo algo o mucho de idealista. No me molesta ser barato en el oficiio de idealizar (no creo que las ideas empiecen siendo un éxito comprobado)...
Por eso en mi propio blog no dejo de hacerme preguntas.
Te sigo...
1 abrazo
Ulises
Gracias Ulises por tu comentario! Abrazos
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