Hay pocas cosas que me pongan tan contento o que me tranquilicen el alma como tener un momento "exacto" y cumplir las promesas que me hice, y si esas cosas vienen juntas, mucho mejor.
El momento "exacto" consiste en ese momento en cual sentís que estás donde tenés que estar, con quien tenés que estar y haciendo lo que tenés que hacer. Sentís que no podrías estar en otra parte, que ése es tu lugar en el mundo en ése momento.
Cumplir con una promesa que se hizo años atrás, sin que interese la objetiva importancia de eso que uno se prometio ni el grado de dificultad del mismo ya que lo relevante es que uno haya logrado realizar eso que quería, te hace salir una sonrisa de cumplimiento del deber. Las deudas con uno mismo son las peores, porque uno vive con el acreedor y no hay manera de escapar de él por mucho que intentemos...
Ayer fui a ver a un recital del Sr. Joaquin Sabina. Cumpliendo de esta manera con una promesa que años atrás hicimos dos amigos y yo en la mitad de la noche con apuntes desparramados por toda la mesa y una sobredosis de café en el cuerpo y el momento "exacto" apareció cuando Don Joaquin empezó a tocar "Boulevard de los sueños rotos", verme en compañia de mis dos grandes amigos, haciendo eso que nos habíamos prometido hace años atrás, aparte de ser un balsamo para el alma, me hizo pensar en ¿porqué uno demora tanto en intentar cumplir las promesas que se hace?, dejando siempre para después las pequeñas o grandes cosas que nos hacen felices por un rato entre medio de tantas cosas que nos amargan sin sentido.
AHORA ES EL MOMENTO DE CUMPLIR LAS PROMESAS QUE NOS HICIMOS
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