
Para probar que hay cosas que nunca cambian, o que por lo menos no rapidamente....
SOLON DE ATENAS (640 a.c . aprox.) escribiò:
No sucumbirá nuestra ciudad por mandato de los dioses
Ni por el deseo de los olímpicos o voluntad de Zeus,
Porque extiende sobre nosotros sus manos protectoras
Palas Atenea, hija orgullosa y sublime de Zeus;
Pero la ceguera de los ciudadanos amenaza
Perder la gran ciudad, seducidos por el lucro
Y el juicio injusto de los dirigentes del pueblo:
Nos amenazan incontables cuidados que creó su arrogancia.
Pues no saben poner coto a los excesos
Ni disfrutar en sus términos lo que ofrece el banquete.
Han amasado su riqueza con medios injustos...
No cuidan de los bienes sagrados y comunes,
Sino que roban y saquean cuanto encuentran,
Pues menosprecian, osados , la excelsa ley de la justicia,
Quien silenciosa conoce presente y pasado,
Y a su tiempo legará para castigo.
Irrestañable permanece la común herida.
La esclavitud se abatirá sobre toda la ciudad
Que despierta la discordia intestina y la guerra encubierta que,
Crueles , cortarán tantas vidas en flor.
Pronto los enemigos arruinan la bella ciudad......
Tales padecimientos asolan el país;
Los pobres marchan al extranjero como esclavos,
Dejando su patria cargados de cadenas afrentosas.
Así la desgracia común llega a casa de todos,
Y no la detienen las puertas de entrada;
Salta la más alta tapia y da con cualquiera,
Aunque se refugie en el más escondido cuarto.
Mi alma me ordena que enseñe al pueblo de Atenas
Que la injusticia trae grandes males al estado,
Pero que la justicia hace que todo encaje,
Pone cadenas al transgresor del derecho
Pule lo rudo, modera lo harto, limita el exceso,
Marchita y seca los brotes de la ceguera,
Endereza el juicio torcido y suaviza los hechos desmesurados,
Refrenas las disensiones
Y contiene el rencor de infames contiendas
El buen orden, todo lo humano, encaja y aclara.
Reconozco, y las penas inundan mi pecho,
Cuando contemplo la tierra más vieja de Jonia,
Hundiéndose...
... me espanta...
vuestro apetito de riqueza y vuestros actos desmedidos
controlad el imperioso corazón en vuestro pecho,
vosotros que habéis gozado hasta la saciedad de todo
moderad la ambiciónporque ni nosotros cederemos
ni todo se os va a dar con el ajuste.
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