
Para los que no creemos en dioses tradicionales, y no contamos con la posibilidad de realizar esos retiros espirituales cuidadosa y lucrativamente organizados por las religiones de turno, el viajar solo es una forma de "retiro espiritual ateo".
Subirse a un colectivo, enchufarse musica que te permite imaginar (ej. algo de Ben Harper) y despues de unas horas llegar a un punto, aleatoria o meticulosemente decidido, es una experiencia que recomiendo.
Cuando camino o viajo sólo por calles desconocidas de una gran ciudad (Buenos Aires) me siento, como pocas veces, insignificantemente anónimo y con pocas posibilidades de ser reconocido por alguien. Esto, en vez de deprimirme, me inspira. Las ideas fluyen con un caudal incontenible, muchas cosas se aclaran y otras se transforman con una facilidad digna de Proteo.
Viajando solo libre de una manera diferente, no tenés que negociar ni tiempos ni destinos con compañeros de ruta. Permaneces callado por más tiempo que de costumbre, lo que cual te lleva a un recogimiento. Sentis que en los subtes nadie te mira, y ves como cada uno se sumerge en un mar de ideas propias. Quien pudiera en esos momentos tener la facultad de escudriñar alguna de esas cabezas...
Quizás uno no viaja para encontrar lugares, sino para encontrarse a uno mismo. Tal vez, estemos repartidos en varias latitudes del globo y nos vayamos encontrando de a pedazos.
4 comentarios:
Totalmente de acuerdo... Creo que viajar sola fue una de las experiencias más enriquecedoras que tuve. ¡Y en ningún momento me sentí sola!
Qué lindo que escribís, Dandy.
Un beso...
Yo un gran pedazo lo tengo en Argentina
Las situaciones de la vida, la economía y el miedo nunca me lo han permitido, pero deseo hacer un largo viaje solo. Me encantaría Recorrer Sudamérica de arriba a abajo, o visitar Oceanía a fondo. Supongo que ya es hora de que lo haga.
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