lunes, mayo 28, 2007

MOTIVOS



Ella estaba en uno de esos días donde todo parece negro, donde la vida no tiene sentido. Se encontró con él y le pidió que le diera argumentos por los cuales valía la pena vivir.
El meditó un segundo, esquivó mentalmente los ejemplos terriblemente cursis de señaladores y le dijo:
- Mirá, creo que la vida objetivamente no tiene sentido, uno se lo tiene que dar. Se me ocurrirían diez mil argumentos mediocres para decirte como “ver un amanecer, la primavera” y bla bla bla.
Ella sonrió levemente sin dejar de prestarle atención.
- La cuestión me parece que es la siguiente –prosiguió- Tenés dos opciones: matarte o seguir viviendo...
- Cómo? – preguntó ella.
- Es así, o te matás o empezás a buscar razones, ahora te advierto, hay que tener más huevos para matarse que para seguir viviendo.
Sus ojos no paraban de mirarlo sorprendida de semejante comentario. Él, al ver esta perplejidad intentó aclarar la idea:
- Es verdad, que hay días en que todo parece negro profundo y sin salida, que la maldad del mundo le gana la batalla al bien por nock out. Nadie te va a negar que la esperanza se desangra en las esquinas cuando ves dormir a un chico en la calle y la gente pasa indiferente como si fuera parte de la escenografía cotidiana. Pero otros días encontrás las razones para luchar y seguir día a día.
- Pero qué razones pueden ser esas? Salvar al mundo? Disminuir la pobreza? Paz?
- Las que para vos valgan la pena y te den ganas de despertarte, no pienses que te estoy hablando de razones gigantescas o dignas de héroes mitológicos. Pueden ser pequeñas, cuasi sin importancia para el que mira desde afuera. Lo vital es que sean válidas para vos.
- Mmm, puede que tengas un poco de razón -dijo ella mientras terminaba de un sorbo el café- Ahora decime, a vos te pasó ésto que me está pasando?
- Sí, creo que a todo el mundo en algún momento le agarra este tipo de angustia.
- Y como safaste? Cuál fue la “causa” que te hizo dar ganas de seguir?
- Te conocí -dijo él, mientras pagaba el café y se levantaba.

sábado, mayo 12, 2007

ADULTEZ


Encontré, sin buscar, una foto vieja con viejos amigos... y me puse a pensar. ¿En qué momento nos convertimos en esto que somos?

Ya somos adultos? Que implica ser "adulto", "madurar".

Hay muchas cosas que no entiendo, hay otras que quizás ahora tenga un poco más claro. He perdido en el camino una seríe de ilusiones. ¿ Eso es ser un adulto? ¿Un resignado, un sumiso social?

Cumplir más años...aprehender la relatividad y provisoriedad de todo... de los sentimientos, de las cosas y hasta de nosotros mismos...

"Dejá esos sueños adolescentes y date cuenta que creciste" me dijo una despechada por ahí... No estoy dispuesto a dejar las últimas fantasias de antaño, creo todavia que vale la pena luchar por las metas que siempre quise...

Es verdad que los inviernos y primaveras que han pasado sobre mi cuerpo me dejaron como secuelas un excepticismo casi tóxico hacia la humanidad y la vida. Pero todavia no estoy contaminado lo suficiente, todavia sueño "adolescentemente" si lo quieren llamar....

Todavia espero el viaje que quiero hacer,

todavia me ilusiono,

todavia la espero en algún bar.


jueves, mayo 10, 2007

AJENO



" Una de las grandes tragedias de mi vida -si bien de esa clase de tragedias que transcurren en la sombra y en el subterfugio- es la de no poder sentir nada naturalmente. Soy capaz de amar y odiar, como todos; capaz, como todos, de manifestar recelo y entusiasmo; pero ni mi amor, ni mi odio, ni mi recelo, ni mi entusiasmo, son exactamente aquellas mismas cosas que son. O les falta algún elemento, o bien tienen algo que les sobra. Lo cierto es que son otra cosa, y lo que siento no coincide con la vida.
En los espíritus a los que se llama calculadores -y la palabra está certeramente concebida-, los sentimientos sufren delimitación impuesta por el cálculo, por el escrúpulo egoísta, y así terminan por parecer otros que los que son. En los espíritus a los que bien se llama escrupulosos, se nota el mismo disloque de los instintos naturales. En mí se nota igual perturbación de la certeza del sentimiento, pero yo no soy calculador ni escrupuloso. No tengo excusas para sentir mal. Por instinto, desnaturalizo los instintos. Sin querer, quiero erróneamente."
Extraido de "El libro del desasosiego" de Fernando Pessoa